Las aventuras del Rey Arturo, la espada Excálibur y los caballeros de la Mesa Redonda tienen decenas de versiones cinematográficas, televisivas y teatrales, por no hablar de las literarias que probablemente deben a centenares.
La difusión que ha obtenido el legendario monarca británico se ha vuelto global a través de novelas y gracias al cine durante la segunda mitad del siglo XX. El Rey Arturo: La leyenda de la Espada ya está en la pantalla grande, dirigida y co-escrita -junto a Joby Harold y Lionel Wigram- por el británico Guy Ritchie, responsable de la exitosa saga de Sherlock Holmes.
La cinta sigue pautas del estilo cinematográfico que le consiguió fama y reconocimiento en otras ocasiones pero que en ésta no parece la manera más adecuada para contar la historia de esta leyenda. Aquí hay más peleas callejeras que batallas y el estilo de montaje rápido, alternado con cambios de velocidad, que son casi su marca, dan más la sensación de que estamos ante un videojuego de largo metraje y no ante una épica producción de alto presupuesto.
No es el único problema que se aprecia a primera vista. Arturo, icónica representación del rey sabio para gobernar durante la paz y prudente para conducir la guerra, es en este caso líder de una banda callejera, pendenciero y astuto para conseguir el favor de pequeños funcionarios del poder. Y, por supuesto, sin la más mínima intención de abandonar esa vida en la que se desenvuelve como pez en el agua.
Duro golpe contra lo que el imaginario popular espera del Rey Arturo. Si bien es entendible la intención de innovar que tiene el realizador inglés, ir contra la naturaleza del carácter del héroe causa más desencanto que sorpresa. Los ídolos no se tocan sino desde el respeto, que aquí brilla por su ausencia.
La acción se inicia en los años en que el rey Uther Pendragón, padre de Arturo, se enfrenta a las fuerzas del malvado rey mago, Mordred, que ambiciona el poder total y lleva a su pueblo por el camino de la guerra. Uther derrota a Mordred con la ayuda de la mágica espada Excálibur que le fue entregada por Merlín, el mago bueno de la historia. Pero el valiente Uther no cuenta con que su hermano Vortigern ambiciona su corona y está dispuesto a pactar con quien sea y a sacrificar todo lo necesario para obtenerla. Antes de ser asesinado por Vortigern, Uther consigue poner a salvo a su hijo y heredero Arturo y la mágica espada queda clavada en la piedra, lugar del que solo podrá extraerla la mano del legítimo heredero. En esta versión, Arturo se cría en un burdel bajo los amorosos cuidados de sus pupilas y se curte en la dura ley de la calle. Y cuando su linaje quede expuesto no tendrá el más mínimo interés en asumirlo.
Entre los numerosos personajes aparece alguno imposible de situar en ese lugar y ese momento, como el maestro de kung-fu que instruye en las artes marciales al joven Arturo. Y no podemos dejar de cavilar sobre el propósito de su presencia en la vieja Londinum del siglo VI.
Ritchie convocó a un elenco reconocido: Charlie Hunnam -Arturo-, Jude Law -Vortigern-, Eric Bana -Uther Pendragon- y la española Astrid Bergès-Frisbey. Y hasta el futbolista David Beckham tiene su participación aunque apenas sea reconocible.
La magia presente en la leyenda original no termina de alcanzar encanto en esta ocasión y prevalece su lado más oscuro y desmesurado ofreciendo animales gigantescos. Así, éste resulta un film exagerado en su aspecto visual, subrayado en muchas instancias y con un aspecto formal que oscila entre el videojuego y el video musical.
A pesar de que Arturo y su espada tienen suficientes protagónicos en el cine, esta millonaria superproducción fue pensada por la productora Warner Bros. como el inicio de una franquicia de seis películas, aunque la prensa estadounidense marcó a este estreno como un fracaso comercial.
La moda de recuperar viejos personajes y llevarlos a la pantalla junto a otros menos conocidos a los que se suman otros ilustres desconocidos, ha dado a las compañías grandes beneficios y algún que otro fracaso. También ha producido algún que otro desastre cinematográfico memorable que trata de pasar desapercibido, reforzadas por musicalizaciones atronadoras, pero que siempre encuentran su nicho entre el público. No cabe duda de que la ecuación debe seguir siendo positiva porque si no, no se entiende la perseverancia de los gigantes de la industria en repetir la fórmula.
El Rey Arturo: La leyenda de la Espada pospuso varias veces su estreno y llega a las pantallas casi con un año de retraso sobre la fecha inicial. La taquilla decidirá si se convertirá en una saga y próximamente veremos reunidos a los Caballeros de la Mesa Redonda o si la aventura terminará aquí.