La nueva obra del sociólogo, dramaturgo y director Gustavo Moscona –El escape- comienza con la radiografía de dos payasas que esperan el colectivo en una vereda del conurbano. La primera -Mayra Serrano- relata una nefasta experiencia animando un evento infantil. La segunda –Andrea Montes- las penurias cotidianas que debe atravesar cada vez que sube a pedir una moneda en el colectivo a cambio de una sonrisa.
Ambas comparten algo más que el amor por una disciplina artística olvidada, marginada y maltratada. Ambas comparten el abandono conyugal, la marginalización social y los prejuicios de un país misógino, con desigualdad económica y racismo clasista.
Después de numerosos minutos de espera, consiguen ser “levantadas” por una camionera –Melisa Fasciolo- que decide llevarse al mundo por delante.
Esta premisa le sirve a Gustavo Moscona para construir un retrato, no solo de la miseria de la realidad económica contemporánea, sino de los avatares que enfrentan aún hoy en día las mujeres. La violencia, el sexismo y la opresión machista sigue siendo moneda corriente, y mientras tanto, estos personajes deciden poner una sonrisa cada día para luchar contras las vicisitudes.
Mezcla de absurdo y grotesco, con influencias clownescas, Tantas payasas sean necesarias transporta al espectador a la intimidad de estos personajes. La disponibilidad espacial de Espacio Urbano permite que el público esté cerca de ellas. El quiebre constante de la cuarta pared a través de las miradas genera una notable incomodidad, necesaria para comprender que todos somos víctimas y victimarios de esta realidad y violencia, que a veces se expresa físicamente, otras emocionalmente y otras, a través de la ausencia de recursos y la necesidad de sobrevivir.
Las actrices recorren un arco dramático complejo, que parte de confesiones monologadas a situaciones colectivas. La individualidad se convierte en equipo. Juntas se vuelven una fuerza imparable. De la sonrisa a la lágrima, de la lágrima a la acción y la reivindicación.
Como en todas sus obras, Moscona habla del aquí y ahora, de la urgencia, de algo que está pasando ya. Es una denuncia bañada con creatividad y melancolía. Como sus personajes, utiliza el humor como arma de defensa. Las palabras son espadas filosas. Pero en Tantas payasas… se respira universalidad también. Hay un clima más oscuro que en sus obras anteriores que reflejan una emergencia, una herida que debe curarse en el mundo. Y lo exhibe con un minimalismo asombroso. La música, el diseño de iluminación y mínima utilería es lo único que necesita para interpelar al espectador.
Las versatilidad y ductilidad del trío protagónico para construir un tipo de payaso distinto –el payaso triste, el payaso alegre y el payaso violento- y atravesar las emociones como personas que viven una realidad por la que muchos prefieren dar una mirada al costado es lo que llevan adelante esta propuesta que da pie a la discusión y la reflexión, y que al igual que las obras previas del autor, puede gustar más o menos, pero nunca va a dejar a alguno indiferente.
Espacio Cultural Urbano Acevedo 460 Sábado - 21:00 hs - Hasta el 19/08/2017