La ciudad de Nueva York -durante los años 80- es la cuna de esta profesión que nació para ayudar a aquellas personas a las que su apretada agenda no le permitía realizar determinadas compras. En la actualidad, la labor de los personal shopper se ha extendido por las principales ciudades del mundo.
Los clientes son, por lo general, personas acomodadas o que gravitan en torno al mundo de la moda y/o del espectáculo, con poco tiempo a su disposición. Tanto que, los hoteles, grandes boutiques y los almacenes más importantes colocaron a disposición del cliente personal shoppers con el fin de orientarlos sobre el tema en cuestión.
Un personal Shopper es un asesor de imagen, un estilista que aconseja a una persona, una empresa o grupo de personas, sobre la adquisición de productos para lograr la imagen deseada o mejorar la que tiene. No es, en principio, encargarse del closet de una celeb, ni de pasear todo el día en un shopping. El trabajo de personal shopper va mucho más allá. Debe conocer la morfología, colores personales, edad, personalidad y estilo de vida de cada cliente; mejorando su imagen, ayudándolo a sentirse seguro, bien consigo mismo y frente a los otros.
El personal shopper compra con, o por, el cliente las prendas que mejoran su imagen, cuida los detalles y hace un itinerario, una ruta de compras con las marcas que van con su necesidad, estilo y presupuesto. Organiza el vestidor del cliente teniendo en cuenta las prendas y accesorios que sirven, las que no o las que hay que incluir por cada estación, un trabajo bastante minucioso y apasionante.
Presta atención a los detalles que potencia la imagen personal y lleva la experiencia de compra de moda a otro nivel, donde el cliente se sienta y vea espectacular, proyectando originalidad, en una experiencia en la que pueda descubrirse. El personal shopper debe ser un profesional integral para fascinar a sus clientes.
El servicio nació exacerbado por la preocupación por la imagen y la belleza y, claro, se sumó la democratización de la moda con grandes marcas de ropa Zara, H&M, y otras, que compiten con precios asequibles para la mayoría, la globalización de la información y el consumismo con la necesidad construir la imagen personal.
En Buenos Aires, cada vez es más frecuente verlos, brindando a sus clientes consejos personalizados sobre estética, marcas y tendencias de moda para potenciar la imagen personal. Una de las ciudades más cosmopolita de Latinoamérica, a la vanguardia, responde a la demanda de sentirse y verse bien.
Las mujeres argentinas siempre están en la búsqueda de la comodidad y el sentirse seguras. En un principio resultó difícil despegar, por las etiquetas según estereotipos, pero el concepto ha cambiado. Está, y seguirá, cambiando.
Cada vez son más mujeres, incluso hombres, los que se preocupan por su imagen en todo momento. Justamente, todo tiene que ver con lo mencionado anteriormente, respecto a la democratización de la moda. Para la diseñadora de moda Victoria Beckham, "verse bien no se relaciona con tener dinero, sino con el estilo". Y, añadió, que "nada es tan caro como lo que usas sólo una vez".
En mi experiencia personal, tuve la oportunidad de asesorar a una clienta con la elección de un vestido para la jornada de cierre del Sexagésimo Octavo Festival de Cine de Cannes 2015. La labor comenzó por conocerla y estudiar sus gustos personales, su rostro, su figura y su estilo de vida.
Ella, siendo periodista y editora, junto a su equipo, estarían en la cobertura del famoso festival de cine. Recuerdo perfectamente, quería verse espléndida en tan famoso evento. Siendo fanática de lo clásico, le sugerí un Black Dresses ajustado hasta la rodilla. Elegante y conservador hasta cierto punto, ya que la convencí para llevarlo a otro nivel, con transparencias muy sutiles en el torso y la parte baja del vestido.
Fue inolvidable. Se sentía cómoda, bella y segura, con estilo y absoluta confianza de si misma. Sin duda logramos un equilibrio visual y fue un look rompedor, de estilo clásico con toques de vanguardia y glamour.
Verla frente al espejo y, posteriormente, el día del evento, fue muy reconfortante. Esto es uno de los detalles que debe tener en cuenta un personal shopper, la satisfacción plena del cliente en todo sentido respecto a la imagen y que su experiencia sea realmente inolvidable.