Una nueva moda que comienza a imponerse en los hipermercados hace peligrar la salud de los más chicos. Se trata de la excesiva cantidad de golosinas que llenan los pasillos que conducen a las cajas. Ese tiempo muerto, de espera, parece ser el ideal para tentarse con un chocolate y agregarlo a la lista de compras. Estrategia de marketing perfecta a la que no le importan las consecuencias de grandes ingestas de azúcar en los menores.
Hay una escena que se repite en cada fila de cada hipermercado: Niños que desean y piden a gritos a sus padres que les compren algo de todo eso que les ofrecen mientras se aburren. A esa situación, se les suman las publicidades que, lejos de incentivar el consumo responsable, no hacen más que prometer felicidad en una barra de chocolate.
Ante esta problemática, los profesionales encienden la luz de alerta y nos ayudan a sacarnos las dudas: ¿Cuáles son las estadísticas de consumo de azúcares en menores de edad? ¿Qué consecuencias trae en el corto y largo plazo? ¿Qué le exigen al Estado las asociaciones de nutricionistas?
María Elisa Zapata, investigadora adjunta del Centro de Estudio sobre Nutrición Infantil -CESNI- da cuenta de los números que arroja el mapa de obesidad confeccionado en el año 2012: la prevalencia de sobrepeso alcanza al 17,6% de los niños y adolescentes -14,5% en preescolares, 19% en escolares, 17,4% en adolescentes- y la obesidad a 14,5% -9,8% en preescolares, 17,7% en escolares y 9,9% en adolescentes-. Es decir, uno de cada tres niños y adolescentes tiene exceso de peso.
Por su parte, Verónica Risso Patrón, Presidente de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición - FAGRAN-,- institución que nuclea a Colegios y Asociaciones de Nutricionistas de todo el país- advierte que si bien no existen estadísticas específicas del consumo de azúcares a nivel nacional, hay ciertos indicios que revelan que éste está aumentado. El consumo de golosinas registra un crecimiento estimado anual de consumo del 6%. A su vez, la Encuesta Mundial de Salud del Escolar, revela que en 2012 el 50% de los adolescentes argentinos de 13 a 15 años consumían dos o más bebidas azucaradas por día. A esta información se le puede sumar el sedentarismo de chicos que pasan más tiempo frente al televisor y la computadora que jugando al aire libre.
Los especialistas aseguran que la ingesta excesiva de azúcares incrementa el riesgo de tener diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y cálculos hepáticos entre otras afecciones. Además, conlleva importantes consecuencias psico-sociales.
Ante un mercado que vulnera la salud de los más chicos en su afán de incentivar el consumo y aumentar las ganancias, el Estado no ha tomado aún cartas en el asunto. Por el momento sólo existen proyectos de ley que proponen entre otras cosas:
Crear entornos saludables en todas las escuelas, con establecimiento de kioscos escolares saludables y prohibición de publicidad en la escuela destinada a alimentos poco saludables;
Regular la publicidad dirigida a niños/as y adolescentes, que establezcan la prohibición de asociar premios, personales famosos y/o promociones con alimentos poco saludables,
Cobrar impuestosa las bebidas azucaradas.
Brindar educación alimentaria y nutricional dirigida a niño/as y adolescentes, maestros y padres, impartidos por Nutricionistas, en todas las escuelas.
Mientras el Estado se decide, FAGRANse encarga de asesorar en las iniciativas legislativas relacionadas con la prevención del sobrepeso y la obesidad. En octubre realizó además, la campaña del Consumo responsable de azúcares con el fin de concientizar a la población sobre la necesidad de cambiar hábitos alimenticios nocivos como es comer azúcares en exceso.
La información preocupa. Los proyectos entusiasman. Y cada uno desde el lugar que le corresponda puede contribuir a proteger la salud de los más chicos.