En la década del 70, la maraña criminal y desquiciada de un gobierno autoritario, corrupto e ilegal truncó la vida de muchas personas entre ellas la de los hijos de la Sra. Hebe de Bonafini.
A partir del coraje y compromiso de dirigentes políticos, como así del dolor y amor de la Madres, después bautizadas como las Madres de Plaza de Mayo, los argentinos fuimos tomando conciencia de lo terrible que había sido ese mal llamado proceso de reorganización nacional el que en la práctica fue un proceso de exterminación de las clases dirigentes y de quienes no pensaban como la facción gobernante que había usurpado el poder.
Las Madres, como el arco dirigencial comprometido de esa época, exigía a gritos aparición con vida; luego Verdad y Justicia, para después peticionar Juicio y castigo a los culpables. No hay dudas que todos exigían el auténtico imperio de la Justicia y la Democracia para respetar y garantizar la vida de los ciudadanos, en este caso los desaparecidos.
Años de lucha para mostrar, a las generaciones posteriores que no fueron testigos de esas masacres humanas, que la Verdad, la Justicia y la Democracia eran valores innegociables. Que la Justicia garantizaba los derechos de las personas y que debíamos exigir la celeridad, compromiso y transparencia de la misma, porque la Justicia lenta deja de ser Justicia.
Ahora, cuando las Madres son un ejemplo a seguir por sus luchas de Verdad, Democracia y Justicia, somos espectadores atónitos del actuar reiterado de Hebe de Bonafini quien enfrenta a las Instituciones Democráticas y se burla desafiante de la Justicia y de las autoridades, dando un mensaje distinto, confuso, al que fue el centro de toda su vida.
Hoy quien debiera seguir siendo el testimonio vivo de la Verdad, la Justicia, la Democracia y el Coraje, se convierte en una protagonista de la lucha contra la Verdad, la Justicia y la Democracia testimoniando ante nuestros jóvenes que la Justicia no sirve, que los jueces son payasos, que los funcionarios son inútiles empezando por el Presidente y que no somos todos iguales ante la ley. Esta actitud que luego es repetida necesariamente por la juventud los lleva a poner en peligro sus vidas, sus futuros.
La Madre Hebe está asesinando a sus hijos nuevamente, hijos que también son los nuestros. Hay tiempo, la Sra. Bonafini está en condiciones de revertir esta situación con su ejemplo de vida, sometiéndose con todas las garantías del caso a la Justicia y a la Verdad, y a vivir en Democracia donde todos debemos ser iguales ante la ley.
Ese sería el ejemplo, el sueño compartido, que todos estamos esperando para que la Argentina empiece a cambiar para bien, comenzando a construir la tan ansiada Democracia con Verdad y Justiciadonde tuvieron que haber vivido los desparecidos, nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.