La Convención Republicana reunida en Cleveland -Ohio-, Estado de Nueva York, dio al conservador neoyorquino Donald Trump, los 1.238 delegados necesarios para ser el candidato por el partido en las elecciones presidenciales del próximo noviembre en EEUU.
Trump deberá enfrentar a la demócrata Hillary Clinton, pero antes deberá aceptar este jueves la nominación en el discurso de clausura del la Convención. Luego comenzará el tramo final de la campaña proselitista que puede llevarlo a la Casa Blanca.
El triunfo de Trump en la interna del Partido Republicano marca un cambio hacia los sectores más conservadores que en campañas anteriores jugaron por fuera del partido.
Pero en esta oportunidad los delegados en la convención de Cleveland, unidos a los líderes del partido ya resignados al cambio, consagraron al magnate y showman como candidato a la presidencia.
Sin embargo dentro del partido hubo facciones que se resistieron.En pequeños focos hubieron otros delegados que recolectaron algunos votos como los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, o el gobernador de Ohio, John Kasich.Pero Trump obtuvo 1.725 delegados. Cruz, 475. Kasich, 120. Rubio, 114, neurocirujano Ben Carson, 7 y el exgobernador de Florida Jeb Bush, 3 y ultimo el senador Rand Paul, 2.
Las divergencias dentro del Partido Republicano sobre economía y política exterior persisten, la visión sobre latinoamérica que tiene Trump son muy reaccionarios y no todos dentro del partido comulgan con tales posiciones discriminatorias.
Estas cuestiones generan recelos sobre las posibilidades del partido republicano ante la demócrata Hilary Clinton. Los latinos, los negros y las mujeres independientes se inclinarían por la demócrata.
El establishment, la élite conservadora que hace un año veía a Trump como una anécdota pasajera y aplaudió luego su paseo triunfal en las elecciones primarias. Nadie encarna mejor el poder del Partido Republicano en Washington que los líderes del Congreso, Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes y autoridad moral del partido, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
La prioridad de los conservadores es derrotar a Hilary Clinton y desmontar el legado del presidente Barack Obama, demócrata como Clinton.
Trump ha cambiado de partido varias veces, carece de experiencia política y sus ideas, poco articuladas, se alejan de lo que ha sido el dogma republicano pero, sin embargo, es el candidato de más peso en la opinión pública, va por todo y por todos.