En Alemania a principios del siglo XIX un hombre está perdiendo la visión y vive en el sótano de una casona venida abaj. Su hermana toma como empleada doméstica a una joven que viene de cuidar una familia con siete hijos. El hombre es un poeta, está aislado del mundo, deprimido. La llegada de Ilse, cambiará la vida de Bruno. Entre ellos comenzará una hermosa relación que se verá interrumpida por las apariciones de Odell.
De esto se trata La fragilidad del cielo, un melodrama clásico con una cuidada puesta en escena, luces bajas y ambiente casi barroco. La sutileza de la narrativa propone una evolución que se disfruta mucho más a nivel intimista gracias a la construcción espacial dentro de la sala subterránea del Teatro del Pueblo, que proporciona tres frentes, otorgando la sensación de que el espectador está más cerca de los personajes, casi puede tocarlos, escuchar su respiración, sentir sus incertidumbres.
Esta nueva obra de Anahí Ribeiro lleva al público a otra época y otro lugar. La frialdad del ambiente y el distanciamiento natural que surge a través de las notables interpretaciones del trío protagónico dan la sensación de poder entrar en un microuniverso con códigos propios, pero que se va abriendo al espectador gracias al hermosa prosa de la pluma de la dramaturga, que cuenta con una puesta de lumínica minimalista, así como un escenografía esencial para que nada ajeno distraiga del poder narrativo, la evolución del carácter de los personajes y la fuerza de los climas maravillosamente generados.
Anahí, ¿Cómo te surge la idea para la obra y cuanto te llevó llevarla a escena?
En mi obra anterior, apareció en el devenir de la historia, cierto erotismo del que yo no había sido del todo consciente y que generaba entusiasmo en quienes la veían, había cierto morbo en querer saber que pasaba con los personajes cuando se apagaba la luz. Me pareció interesante indagar e imaginar una historia en la que los lazos personales y la trama se vieran abiertamente atravesados por lo erótico, donde las palabras fueras claras, los silencios estuvieran cargados de tensión y que se pudiera ver que pasaba con ellos en la intimidad. El erotismo, a mi modo de ver tiene que ver con lo sutil, y su construcción era arriesgada, puede no salir, puede quedarse a la mitad o pasarse y no generar nada, pero por suerte me tope con actores que pudieron percibir lo erótico en la lectura del material, y se sumaron a la propuesta. Todos sabíamos a donde íbamos y fuimos.
En ese aspecto, la obra tiene algunos puntos en común con Nomeolvides en la niebla. Más allá de que ambas son de época y que los protagonistas tienen alguna discapacidad física, también está el tema de guardar las apariencias dentro de la sociedad, las dificultades de los personajes para expresar sus sentimientos y una construcción de las relaciones similar, donde se combina el deseo y la represión en forma violenta. ¿Por qué estos temas son recurrentes en tu obra? ¿Qué es lo que te genera verlas representadas en escena y qué te atrae a nivel teatral tener la posibilidad de llevar al espectador a otro tiempo y lugar?
Crear mundos no cotidianos es un gusto personal, indagar en otras épocas en todo sentido -vestuario, usos y costumbres, léxico, música- es apasionante para mi; es todo un desafío que el público entre en otro mundo y lo crea, lo compre, se involucre.
También como directora de actores, crear con ellos otro cotidiano y transformarlo en algo posible y cercano me parece un trabajo intenso y enriquecedor. Si bien Nomeolvides y La Fragilidad del cielo están enmarcadas en otras épocas, la imagen, las apariencias, la dificultad para expresarse, los deseos y la represión de los mismos, son temas muy vigentes. La gente se refleja mucho en la noción de la imposibilidad de ser es casi una constante en el publico que ve la obra. La conexión extrema que hay hoy en día, genera también una desconexión extrema; la gente esta conectada todo el tiempo pero no se comunica. Nadie habla abiertamente de lo que siente, uno cree conocer gente que solo ha visto virtualmente, somos avatares. Lo que la obra plantea es el descalabro que nos genera que el otro quiebre nuestras puertas de contención, de que nos vean como somos con todo lo que somos. Hay mucho mas en la trama, claro, pero los tres personajes están atravesados por el miedo a que se muevan esas estructuras que los ayudan a sobrevivir. Que los protagonistas de las dos obras tengan una discapacidad es anecdótico - o podríamos preguntárselo a mi psicólogo que seguro tendrá una respuesta -risas- - pero no puse en ello un peso en si. Blanca y Bruno, son personajes que logran transformarse y adquieren el coraje suficiente para dar cuenta de quienes son y adueñarse de su destino. Posiblemente esa falta o dificultad sea la clave en ellos para lograr superarse.
Anahí cuenta que escribió La Fragilidad completa, pero cuando arrancó el proceso de pulirla, quedó embarazada, por lo que le costó mucho retomar esa energía: mi cuerpo y mi mente no estaban disponibles, así es que varios meses después de nacer mi hija pude reconectar con el material. Casi después de terminarla empezamos a ensayar, y acá estamos, en nuestra segunda temporada en el Teatro del Pueblo.
¿Cómo trabajaste con los tres frentes de la sala? ¿En que sentido crees que esta obra se ve beneficiada por esta disposición y en que punto les generó mayores dificultades?
Es una sala chica, a la que se accede bajando unas escaleras, y eso es pura ganancia. La tri frontalidad da la sensación de estar metido en la escena, el publico esta muy cerca, puede ver todo con detalle, y el hecho de estar abajo, te da la sensación de estar bajando a esa habitación, de esa casa, donde esta encerrado este ser extraño que se esta quedando ciego. Quizás la única contra que podría decirte es que siempre hay alguien perdiéndose el rostro de algún personaje, pero la cercanía que tiene la escena con el publico es tal, que uno puede percibir si el personaje ríe, respira hondo, solloza. La conexión es muy fuerte.
¿Cuál fue el criterio para la selección de los protagonistas? ¿Cómo fue el proceso de adaptación cuando tuvieron que cambiar al personaje masculino para la segunda temporada?
Los tres protagonistas vinieron de la mano de amigos a quienes les confíe el texto y me los recomendaron. Camilo Parodi vino de la mano de Iride Mockert, Silvina Katz de Camilo, y Heidi Fauth de Mariela Asensio. Los tres me dijeron que si al instante de leer la obra, no me hicieron esperar. Daniel Begino llegó de mano de Silvina Katz, él vino a verla al teatro, charlamos dos minutos y nos comprometimos para la temporada siguiente. Los cuatro han sido todo un desafío, son profesionales que tienen claro los procesos, le ponen el cuerpo y proponen, y prueban. La obra es mas inquietante y potente de lo que imaginé porque ellos le dan todo La llegada de Daniel fue muy feliz, él tiene una energía muy de juego, y eso nos permitió poder trabajar para que pueda crear a su propio Bruno. Yo no quería un toro, quería que él pudiera apoderarse del personaje y esa fue mi propuesta para él. Para eso hubo que ensayar fuerte y todos estuvieron muy predispuestos. Silvina y Heidi, usaron los ensayos para reinventarse, y la obra escaló en todo sentido. En poco tiempo hicimos un trabajo intenso y hermoso, que rueda y se hace contundente función a función.
¿Por qué elegiste como escenario una familia alemana? ¿Qué te identifica con los personajes?
Apareció con los nombres, yo busco los nombres de mis personajes, le dedico tiempo, busco su significado, nunca escribo poniendo un nombre por que si. Como dice Bruno en la obra "un nombre nos marca, nos determina". Mi abuela Odelsia siempre me preguntaba cuando iba a escribir un personaje con su nombre, y lo busqué, así tal cual no lo encontré, pero encontré a Odell y de ahí a Bruno, y a Ilse. Todos nombres alemanes. A partir de ahí construí a este trio en la Alemania del 1800, sin referencias históricas pero si sociales, y todo lo que eso significa. El resto es la historia entre ellos. Con los personajes me identifico porque cualquiera de los tres podría ser yo - a veces digo soy mas Bruno que cualquier otro -risas-– en sus inseguridades y sus fortalezas. Es inevitable ser autorreferencial cuando uno escribe, solo que lo ficcionaliza, le da vuelo, lo transforma, crea con eso otra verdad, le da teatralidad, pero en definitiva, algo de quien escribe se cuela siempre en el texto.
¿Tuviste la influencia de algún dramaturgo en particular durante el proceso de escritura de la obra o algún texto o material te sirvieron de inspiración durante el proceso creativo?
No, de ninguno en particular. Más de un espectador ha pensado que la obra es una traducción de algún texto alemán o francés del siglo pasado, o alguna obra desconocida de Strimberg o alguna versión de algún texto de Ibsen. Lo cierto es que estos y muchos mas son autores que están en mi porque me los leí apasionadamente. Unas de las tantas cosas que rescato de haberme formado con Alezzo es su implacable mandato sobre la lectura, leí de todo, textos y autores maravilloso, que los jugamos en escenas, y los analizamos. Hoy, si bien este es un texto original mío, es inevitable que parte de ellos este en mi imaginario. Cuando escribo, busco imágenes referenciales que me parecen afines y música. En este caso, para La Fragilidad del Cielo, creamos la música; pero en general para mis procesos de escritura la música es muy importante.
¿Cómo fue el proceso de ensayos? ¿Cuáles fueron las claves para generar la química paulatina entre los personajes?
Si bien el primer proceso y el segundo tienen como diferencia esencial el tiempo que nos llevó cada uno, la dinámica fue la misma, ir de lo macro a lo micro. Primero el montaje general, en bruto, para que se pueda ver el arco de la obra en su totalidad, el recorrido; luego las escenas una por una, para comprender que pasa en ese momento, de que se viene, que clima tiene, que se cuenta en esa escena y que desata, y luego el detalle, de la puesta, de las emociones, y esencialmente de la dirección pura de actores, que es lo que mas me apasiona. Creo que para la construcción de la química fue esencial la predisposición al trabajo, el si a la propuesta, y el respeto a los proceso individuales, no solo de mi parte, sino también entre compañeros. Más allá de que en lo individual son actores que toman riesgos, se respetaron mucho entre ellos. Tampoco yo fui hasta donde no estaban dispuestos, y lo sabían, jamás les hubiera pedido que hagan algo con lo que no se sintieran cómodos, y en ese sentido creo que se sintieron contenidos. Cada uno de ellos puso en juego procesos íntimos diferentes pero todos arribaron al mismo resultado.
Y el erotismo ¿Cómo se trabaja con los actores?
Básicamente con el buen sentido del humor y la seriedad que amerita que dos personas tengan que acercarse hasta el punto de la desnudez. Heidi Fauth es una actriz muy segura de si misma y de lo que genera y en ese sentido ha sido muy simple con ella lograr esa "sensualidad perturbadora" que tiene Ilse -su personaje-, por otro lado Daniel Begino es, primero un compañero muy respetuoso, y un actor que se presta al juego, tanto fisico como mental, y una de las cosas que le pedí es que fuera libre de ir con su cabeza a sus propios morbos y estímulos eróticos, y lo hace, y es por eso que su Bruno -su personaje- esta compuesto con una mezcla de ferocidad y quebranto que lo vuelven muy sensual. Silvina Katz completa este triangulo aportando un toque de perversión, sutil y solapada, que ella misma ha ido construyendo con detalles. Son un trió de actores profesionales y apasionados, que se quieren y se tienen confianza. Para mi son todo.
¿Cómo fue el concepto para la iluminación de la obra? ¿Cómo se diseña el espacio escénico cuando se trabaja con poca intensidad lumínica, e incluso por momentos muy puntal sobre el rostro de los actores? ¿Cómo se trabaja con los intérpretes teniendo en consideración este diseño de iluminación particular?
Yo tenía una idea muy clara de lo que quería porque ya por texto estaba marcado la falta de luz, y cuando me reuní con Akira Patiño - un profesional brillante con quien vengo trabajando hace un tiempo – y charlamos sobre la obra, ideo este devenir de la oscuridad a la luz de manera paulatina y sensible. Akira ve ensayos, saca fotos e imágenes propias de lo que va a iluminar, trata a la luz como un personaje mas y eso da como resultado en su trabajo, algo cinematográfico que deja a la obra contenida en una luminosidad que relata a la par de la trama. La idea de la poca luz estuvo desde el inicio de los ensayos, todos tenían claro la transición lumínica; y jugó un papel importante a la hora de crear los comportamientos de cada uno.
Además de directora, sos actriz ¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿En que tipo de nuevos desafíos te gustaría incursionar tanto en el rol de directora como intérprete?
¡Me encantaría volver a actuar! Es una de las cosas que mas deseo. Tengo dos obras de teatro que quiero dirigir, me tengo que organizar para ver cual hago primero. Las dos son mías, muy diferentes entre, una es una comedia, y la otra todo lo contrario. Hay un proyecto para cine que se esta armando con un guión que escribí que es muy posible que se haga este año, lo que me hace muy feliz. Y como desafío me gustaría hacer tele, hice cosas muy chiquitas, por lo que me gustaría la experiencia de algo con continuidad.
TEATRO DEL PUEBLO - Av Roque Sáenz Peña 943 - Domingos 20 Hs