Terminó la 69ª edición del Festival de Cannes. Un festival que empezó con fuertes criticas hacia Thierry Fremaux, su presidente, por seleccionar títulos de realizadores consagrados en vez de apostar por nuevas promesas para la Competencia Oficial.
Las óperas primas se acumularon en Un Certain Regard, segunda competencia en importancia. El tiempo le dio la razón. Los mismos que lo criticaban hoy adularon el altísimo nivel de la Competencia mas relevante del Festival mas prestigioso del mundo.
Sin embargo, este reconocimiento se vio opacado por el palmares, los films ganadores elegidos por el jurado presidido por el director australiano George Miller -Mad Max-. El director británico Ken Loach se llevo su segunda Palma de Oro, por I, Daniel Blake, otro retrato sobre la clase obrera en un suburbio filmado con la destreza que caracteriza al octogenario realizador de Agenda Secreta.
Si bien las opiniones están divididas, lo que se critica es la falta de riesgo por parte de jurado para no premiar filmes de género o apuestas mas extremas a contracorriente de lo políticamente correcto. Por ejemplo, la comedia Tony Erdmann, de la alemana Maren Ade, premiada por el Fipresci, se fue con las manos vacías a pesar de sus méritos y creatividad. El estadounidense Jim Jarmursh gano numerosos elogios por Paterson, su poético film con inspiración de poesía japonesa. Tampoco tuvo premio. Paul Verhoven desafió la moral del Festival con Elle, su ultima obra con la estrella francesa Isabelle Huppert. Hasta los críticos mas severos agacharon la cabeza ante el desafiante retrato de una mujer violada que decide no denunciar el crimen.
Pero los premios mas cuestionados fueron El Gran Premio del Jurado hacia Solo el fin del mundo, la abucheada última pieza del joven canadiense Xavier Dolan, y el premio a la mejor actriz para la protagonista de Ma Rosa, del filipino Brillante Mendoza. Este premio mereció ser destinado, según algunos especialistas, a las manos de Huppert o de Sonia Braga por el film Aquarius, que a pesar de las buenas criticas tampoco obtuvo premio.
Sorprendieron los dos reconocimientos al último film del irani Asgar Farhadi -La separacion- por mejor guión y destacando, además, la actuación masculina.
Esta vez, Pedro Almodovar y los hermanos Dardenne, dos abonados al Festival, pasaron discretamente. Francia tampoco tuvo suerte con Nicole Garcia y Bruno Dumont, pero Olivier Assayas se llevo uno de los premios a la dirección por Personal Shopper, primer filme abucheado con Kristen Stewart.
Rumania tuvo un buen paso. Dos de los realizadores mas prestigiosos dieron de que hablar. El director de La Noche del Sr. Lazarescu presento Sieranevada que, si bien no ganó premios, dejó muy buena impresión mas allá de su duración. Cristian Mungiu, que ya había ganado la Palma de Oro por 4 meses, 3 semanas, 2 días y el mejor guión por Beyond the Hills, nuevamente se lleva un premio. Esta vez, compartió el galardón por mejor director -junto a Assayas- por Graduation.
Inglaterra se fue con las manos llenas. Andrea Arnold tuvo la mención del jurado por la cuestionada American Honey filmada en EEUU. En cambio, ninguna obra estadounidense tuvo reconocimientos. Ni la de Jarmursh, la horrible The Last Face , de Sean Penn o Loving, del notable Jeff Nichols que ya se rumorea como favorita para el Oscar, especialmente en los rubros interpretativos. Por ultimo The houndsmaid, de Park Chan Woo y The Neon Demon, de Nicholas Winding Refn, dos directores que apuestan demasiado por una impronta visual impactante pasaron sin pena ni gloria.
Los argentinos tampoco tuvieron demasiada suerte. La gran triunfadora del Bafici, La larga noche de Francisco Sanctis, dio buena impresión en Un Certain Regard, pero fue vencida por una opera prima finlandesa en blanco y negro sobre la historia de un boxeador.
Así termina esta polémica edición en La Costa Azul. Glamour y negocios, arte y estrellas conviven en la Riviera Francesa. De Woody Allen a Mel Gibson, pasando por Steven Spielberg, Julia Roberts, George Clooney, Jodie Foster conviviendo con jóvenes promesas del séptimo arte. Todos se juntan en Cannes para exhibir lo mejor -y por que no- también lo peor del cine mundial. Mas allá de la política, la critica social -el equipo de Aquarius hablo de golpe de estado en Brasil durante la presentación del filme- y el mercado, en Cannes no se olvidan de la historia. Ademas de los clásicos restaurados, el homenaje al cine francés de Bertrand Tavernier, la masterclass de William Friedkin, el final de la ceremonia de clausura tuvo un emotivo homenaje al mítico Jean Pierre Leaud, emblema de la nouvelle vague, el famoso Antoine Doinel de Los 400 golpes que ademas demostró que sigue activo protagonizando La Mort de Luis XVI, de Albert Serra. En resumen, Cannes 2016, demostró porque este festival es el mayor evento de cine mundial que reúne críticos, comerciantes, cinéfilos y estrellas. Hasta la 70ma edición.