La hipocresía social y las miserias de nuestro costumbrismo, afloran en esta nueva adaptación de un texto de Eduardo Rovner. El autor de Volvió una noche, recrea con su típico lenguaje absurdo el mundo del “turismo villero”.
Cuatro linyeras, integrantes sociales de la cultura argentina, cuatro artesanos –uno cultiva y vende hierbas autóctonas, otro es un graffitero de dichos populares, el tercero es un librero y el último, y líder, arma ponchos a través de un telar- discuten acerca de los peligros del turismo en Buenos Aires. Como afirma el propio Gaby Fiorito, “aflora la contradicción que es muy nuestra: los protagonistas se la pasan debatiendo y criticando con dureza aquello que finalmente les da de comer, algo así como quedarse instalados en un mal necesario, en lugar -en todo caso-, de buscar nuevos modos de resolver. Contradicción y lamento, y cierto goce de esa situación”.
Desde la puesta, Fiorito diseña una estética casi barroca, con tonos ocres, pero un diseño lumínico inspirado, inesperado por momentos, que desborda en creatividad para sorprender continuamente. Es una obra ágil, dinámica, con cuatro notables intérpretes que ponen el cuerpo a cada texto, prevaleciendo el contenido visual sobre el discursivo, sin que este pierda valor, por el contrario. Las palabras se vuelven imágenes y se enriquece la comunicación verbal y sensitiva. El teatro Celcil permite que los protagonistas y el público estén cerca. Se pueden oler y tocar los personajes. Se enamora uno de ellos. Sufre y los detesta al mismo tiempo.
El final, pega un gira indeterminado, imprevisible para que la obra mute, continuamente y así, consiga impactar desde diversos ángulos. El humor absurdo se vuelve una herramienta esencial para empatizar y distanciar, quitándole seriedad y solemnidad a las situaciones, sin perder la identidad teatral, pero manteniendo a través de la ironía y metáfora, la esencia crítica hacia la sociedad nacional, hacia los prejuicios sociales y la paranoia hacia lo externo.
Mauricio Chazarreta, José Formento, Iván Steinhardt y Gabriel Wolf, componen un nuevo cuarteto de lujo para una obra de Fiorito, que adquiere una nueva dimensión ante las apariciones de Emilio Zinerón y el sorprendente Christian Chen Serna.
Miserables, los peligros del turismo, es una obra inteligente que mezcla un tono surrealista con el absurdo sin dejar de lado, una crítica social, una mirada cínica hacia cualquier ámbito económico, la poca autoestima, el orgullo y el ego de los argentinos no tiene un estatus. En este microuniverso, conviven intelectuales, románticos empedernidos, símbolos o íconos de tiempos más quijotescos. Caballeros sin espadas que buscan una salida a la crisis, al tiempo que la critican y por esto mismo, sufren las consecuencias. La comedia es un vehículo para transitar y plantearse nuestras propias miserias, nuestros miedos, nuestros peligros cotidianos.